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CUANDO SE AGOTE EL BULLICIO
Y así, piedra por piedra, día por día. Fue tan fugaz lo que pasó, lo que no va a dejar de pasar, ya nunca pero tan breve, tan para repartir entre tantos, que hay veces que se te va, que te quedaste sin voz, que tus fotografías son amarillas y el amarillo es un color saboteado y errante.
Únicamente así, desde afuera, desde aquí donde hay tanto, tanto que desgarrar que nunca terminará; porque se puede ver cómo se deshilachan, uno tras otro, los sucesivos rostros que volverán a surgir deshilachándose más, y más, y sumándose a la borrosa cara que amo.
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