DISTANCIA
Hace millones de veces que estuve allí, ahora es de noche pero entonces podía subir contaminando el sol con mis pies en el polvo.
Primero una vez, luego otra, las demás me seguían, nos encontramos una mañana investigando en una pared cuánto medía la arena; cada cual de nosotras aportó su peculiar medición, las fuimos poniendo todas en un cuaderno con flores.
Un día verde como un olivo se me llenó de barro mi soledad de cuaderno, se me movió. Un día claro como un almendro se me abrieron las hojas en las que había anotado mi deslumbrante encuentro con los miles de granos que separaban una pared de otra pared; yo los fui recorriendo, uno por uno, de dos en dos, luego a enormes zancadas, por el revés y el derecho, por aquí, por allí, por donde nunca estuvieron. Me los llevé al invierno, los traje a la primavera, me los puse en verano, los alenté en la noche, en la mañana y en el otro cuaderno en el que había anotado el día de hoy.